El cabello como herramienta para influir en la imagen

T frio de rosasEl cabello como herramienta para Antonio Ucha

El cabello dice mucho de cada uno y también del entorno al que pertenece. Desde las populares historias sobre las rubias y las morenas, pasando por las técnicas de seducción o el arte de conquistar de las mujeres, podemos encontrar muchísima información a lo largo de la historia donde el cabello es el gran protagonista.

Hay que recordar que en el pasado el color influía mucho, tanto que los tonos rojizos se asociaban a la locura o a tener relaciones con el diablo, mientras que los tonos rubios representaban la pureza y la similitud con la belleza de los ángeles. Asimismo, las morenas representaban el carácter más duro y rompedor, un espíritu más carismático y aventurero.

Y hay más, pensemos desde Cleopatra a la mismísima Ava Gardner. Los humanos pensaban que el cabello largo mostraba una apariencia de salvajismo y rebeldía, mientras que el cabello corto era como un humano evolucionado.

Sabemos que los romanos cortaban y adornaban su cabello para mostrar exquisitez y marcar diferencia con los bárbaros. En los 60 se repite la historia en términos de rebeldía, especialmente con los Rolling Stones o los Beatles, salvados del apedreamiento institucional y mediático gracias a sus acordes dulces, armónicos y repetitivos, como su famoso Submarino Amarillo más propio de una nana para un bebé.

Sobre los rapados o la pérdida de cabello también hay mucho que decir porque son consecuencias muy variadas y distintas en cada época. Tenemos los efectos de la II Guerra Mundial con unos auto rapados provocados por las brutales violaciones o los años posteriores donde las diferentes dictaduras repartidas por todos los continentes utilizaban los rapados como humillación. Recordad por último, a finales de los 80 en Japón las chicas cortaban su larguísima melena hasta los hombros en señal de rechazo al Partido Liberal que gobernaba hacía más de 40 años, sin poder cambiar nada. Actualmente, los cortes extremos son una forma de expresión que utilizan las personas con el objetivo de destacar, de significarse y  lo utilizan casi como un desafío.

Respecto  a la pérdida de cabello, dado que nunca es agradable perder algo de manera definitiva, nace la necesidad de conservarlo como un recuerdo.  Así, en el siglo XIX diseñaban camafeos, cofres específicos, para guardar un mechón de pelo del amante, que en ocasiones tenía consideración de fetiche entre los románticos del momento.

Finalmente, todo esto tiene una relación directa con la seducción en sus diferentes formas, en función de  razones culturales, medio laboral, atributos físicos…  Por eso, Antonio Ucha propone la pregunta:  ¿cómo quieres que te miren?  De esta forma, se puede establecer un diálogo sincero que produce tantas respuestas como soluciones, con el fin de obtener la imagen personal más deseada.

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